🥖 하스코의 일기: 내가 만든 헛간에 갇혔던 날


하스코의 일기: 내가 만든 헛간에 갇혔던 날

오늘은 건초를 보관할 수 있는 멋진 헛간을 하나 짓기로 했어. 비만 오면 건초가 다 젖어버리거든. “하스코, 이번엔 제대로 한번 해보자. 진짜 건축가처럼 말이야”라고 마음먹고 나무랑 못이랑 망치를 챙겨서 일을 시작했지.

하루 종일 땀 흘리며 열심히 일했어. 나무벽을 하나씩 세우면서 이웃들이 지나가며 내 헛간을 부러워할 걸 상상했지. 뭐, 이런 건축물은 아무나 짓는 게 아니니까. 시간과 땀을 쏟은 끝에, 드디어 완성! 정말 멋진 건초 헛간이 탄생한 거야. 자랑스러운 마음으로 헛간 안에 들어가, 진짜 건축가처럼 내부를 살펴보기 시작했어.

그런데 갑자기 소름이 쫙 돋더라. 주위를 둘러보니, 흥분한 나머지 중요한 걸 깜빡했더라고: 문이나 창문을 안 만들었어! 어디 하나 빠져나갈 틈이 없는 거야. 그제야 내가 얼마나 멍청한 짓을 했는지 깨달았지. 내가 만든 헛간에 갇혀서 멀뚱히 벽만 쳐다보고 있다니.

벽을 밀어보기도 하고, 나무를 두드리며 소리도 질러봤어. 그러다 운 좋게 이모 클로틸드가 지나가던 거야. “너 거기서 뭐 하는 거야?” 하고 묻는데, 웃음을 참을 수 없는 듯 깔깔대더라고. 맞아, 이게 얼마나 웃긴 꼴이었겠어. 내 헛간 안에서, 문 없는 벽을 두드리며 나가게 해달라고 소리치는 모습이 말이야.

결국 이모가 사촌 호세를 불러와서 도끼로 벽에 구멍을 내줬어. 밖으로 나왔을 때는 온몸이 먼지투성이에, 자존심은 땅에 떨어져 있었지. 사촌이 나를 보며 등을 두드리며 그러더라고, “하스코, 자기 만든 헛간에 갇히는 사람은 흔치 않지. 그거 재주 있는 거야.”

다음번에는 명심해야겠어: 진짜 건축가는 절대 출입구를 빼먹지 않아야 한다고. 다음번엔 꼭 도면을 그리고 나서 벽을 세워야겠어.


Hasko’s Diary: The Time I Got Stuck in My Own Hay Barn

Today, I got it in my head to build a proper hay barn. Just a simple one to keep the hay dry whenever the rain decides to pour. Told myself, “Hasko, let’s do this right, like a real builder would,” so I got to work with wood, nails, and a hammer that squealed at every hit.

Spent the whole day sweatin’ and stacking up them walls with pride. Could practically see the neighbors strollin’ by, admirin’ my fine work. It ain’t every day a man builds somethin’ meant to last. After hours and hours of hard work, I was finally done! A true hay palace. I walked inside to give it a once-over, inspectin’ my handiwork like a proud architect.

But that’s when a chill ran down my spine. I looked around, and in all my excitement and rush to build, I’d forgotten one small detail: I hadn’t put in a door. Or even a window. Not a single gap to squeeze through. There I was, stuck in my own barn, starin’ at those sturdy walls I’d built myself, feelin’ dumber than a mule with a top hat.

Tried pushing on the walls, but, of course, if the barn was built right, there wasn’t a chance of budgin’ them. I banged on the wood and hollered for a while until, by pure luck, Aunt Clotilde happened by. “What in blazes are you doin’ locked up in there?” she called, laughin’ like she’d heard the joke of the century. And to be fair, it was quite a sight—me stuck in a doorless barn hollerin’ for help.

She had to go fetch Cousin Joe, who came with an axe and, after laughin' his fill, cut me a hole to climb out of. I crawled out, covered in dust and lookin’ sorry as a wet cat. To top it off, Cousin Joe clapped me on the back and said, “Hasko, not just anyone gets stuck in their own buildin’. Now that takes skill.”

Lesson for next time: a good builder never forgets the exits. Tomorrow, I’ll draw me a plan before layin' another board.


Diario de Hasko: La vez que me quedé atrapao en mi propio pajar

Hoy me dio por construir un pajar decente, algo simple pa’ tener el heno bien guardadito sin que se moje to’ cada vez que llueve. Me dije, “Hasko, vamos a hacer esto bien, como un verdadero constructor,” y me puse a trabajar con maderas, clavos y un martillo que chillaba a cada golpe.

Pasé todo el día sudando, levantando las paredes con orgullo. Hasta me imaginaba a los vecinos pasando por el camino, mirando el pajar con envidia. Al fin y al cabo, no todos los días uno se pone a hacer algo que va a durar años. Pues eso, al cabo de horas y horas, ¡el pajar quedó terminado! Un verdadero monumento al heno. Así que entré, dando la vuelta por dentro, inspeccionando mi obra como un auténtico arquitecto.

Fue entonces cuando me dio un leve escalofrío. Miré alrededor y, en mi emoción y el ajetreo de la construcción, se me había olvidao un detallito insignificante: no le había puesto ni una puerta ni una ventana. Nada, ni una rendijita. Ahí estaba yo, atrapao dentro de mi propio pajar, mirando esas paredes de madera que me habían quedao tan firmes, y sintiéndome más tonto que un burro con sombrero.

Intenté empujar las paredes, pero claro, si el pajar estaba bien hecho era porque las maderas estaban tan apretadas que ni el aire pasaba. Grité un rato, dándole golpes a la madera, hasta que, por pura suerte, pasó la tía Clotilde. “¿Qué haces encerrado ahí, criatura?” me gritó, riéndose como si hubiera oído el mejor chiste de su vida. Y no le faltaba razón, porque vaya escena la mía, pidiendo auxilio desde dentro de un pajar sin puertas.

Tuvo que ir a buscar al primo José, que vino con el hacha y, tras asegurarse de reírse lo suficiente, me hizo un boquete pa’ salir. Salí to’ polvoriento y sin mucho orgullo que digamos. Pa’ rematar, el primo me palmeó la espalda y dijo: “Hasko, no cualquiera se queda atrapao en su propia obra, eso sí que es talento.”

Así que, apuntado pa’ la próxima: un buen constructor nunca olvida las salidas. Mañana mismo me hago un plano antes de meterme a levantar paredes.


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