⚔️ Hasko’s Diary: The Night a Man with a Sword-Leg Tore Through the Town


Hasko’s Diary: The Night a Man with a Sword-Leg Tore Through the Town

I still don’t know if it was a nightmare or real, but those of us who survived will never forget that night. The sky was so dark it seemed to swallow the torchlight, and the wind carried a metallic scent, like iron and death. I don’t know where he came from, but suddenly, there he was, standing in the middle of the square: a tall, thin figure with a leg shaped like a curved, gleaming sword.

He didn’t say a word. He just moved forward, dragging that sword-leg across the ground, making a sound like metal tearing through stone. With every step, he left scratch marks on the square’s stones. Then, like a demon unleashed, he began attacking anyone in his path. I watched my neighbors fall, one by one, as they tried to escape his deadly blade. Nobody had time to react; he was faster, more deadly.

Our mayor, old Simon, tried to stop him. He stepped forward, holding an old rifle, trembling but determined. He shouted something, maybe a warning or an attempt to calm the man, but the figure didn’t stop. With one leap, he fell on the mayor, and that damned sword-leg did its work in a single strike. Blood sprayed like a fountain, and I felt the warmth of it splatter across my face.

That’s when horror froze me. I stood there, paralyzed between the need to flee and the fear anchoring me to the ground. The man’s laughter filled the night as he continued his slaughter, and I could do nothing but watch, tasting the blood on my lips, my legs locked and unresponsive.

Everything that happened afterward is a blur. I found myself hiding, hearing the scraping of his sword-leg grow fainter as he left. When I finally emerged, there was only silence and the stench of death. That night stole my sleep, and the blood on my face still burns, a memory that won’t fade. Now there’s only silence, the echo of his laughter in my mind… and a vow that someday, I’ll avenge Simon and everyone he took.


하스코의 일기: 칼 다리를 가진 남자가 마을을 쑥대밭으로 만든 밤

이게 꿈인지 악몽인지 모르겠지만, 살아남은 우리는 그날 밤을 잊지 못할 거야. 하늘은 너무 어두워서 횃불 불빛마저 삼켜버릴 듯했고, 바람은 철 냄새, 마치 피와 죽음의 냄새를 실어왔어. 어디서 왔는지 모르겠지만, 그놈은 갑자기 광장 한가운데에 서 있었어. 키가 크고 비쩍 마른 그놈의 한쪽 다리는 휘어진 칼처럼 날카롭고 반짝이고 있었지.

그놈은 아무 말도 하지 않았어. 그냥 앞으로 나아갔고, 칼 다리를 끌며 걷는 소리가 돌을 찢어내는 금속 소리처럼 들렸어. 걸을 때마다 광장의 돌바닥에 긁힌 자국이 남았지. 그리고 그놈은 마치 지옥에서 풀려난 악마처럼 길을 가로막는 모든 사람을 무자비하게 베어냈어. 나는 이웃들이 하나씩 도망치려고 애쓰다 피 칠갑이 되어 쓰러지는 걸 그저 바라볼 수밖에 없었어. 아무도 그놈을 막을 수 없었지; 그는 너무 빨랐고, 너무 치명적이었어.

우리 마을의 시장, 시몬 아저씨가 나섰어. 낡은 총을 들고 떨리는 목소리로 뭔가 외쳤지만, 그놈은 멈추지 않았어. 그놈은 한 번 뛰어올라 시장을 덮쳤고, 그 지독한 칼 다리가 단 한 번에 일을 끝냈지. 피가 폭포처럼 터져 나오면서 내 얼굴을 따뜻하게 적셨고, 나는 그 자리에서 얼어붙었어.

그 순간, 공포가 내 몸을 얼어붙게 만들었어. 도망쳐야겠다는 생각이 들면서도 두려움 때문에 발이 떨어지지 않았어. 그놈의 웃음소리가 밤하늘을 메우고 있었고, 나는 내 얼굴에 묻은 피와 함께 그저 그 장면을 바라볼 수밖에 없었어.

그 후에 무슨 일이 있었는지는 기억이 희미해. 숨어있다가 그놈이 멀어지는 칼 다리 소리를 들으며 겨우 밖으로 나왔어. 그 후로는 죽음의 냄새와 고요함만 남았지. 그 밤은 내게서 잠을 앗아갔고, 내 얼굴에 묻은 피는 아직도 타오르는 듯 생생해. 지금은 오직 침묵과 그놈의 웃음소리만 내 머릿속에 맴돌아… 언젠가 시몬 아저씨와 그날 죽은 사람들을 위해 복수할 거야.


Diario d'Hasko: La noche en que un hombre con pata de espada arrasó el pueblo

Aún no sé si fue una pesadilla o si de verdad pasó, pero los que quedamos nunca olvidaremos esa noche. El cielo estaba tan oscuro que parecía tragar la luz de las antorchas, y el viento traía un olor metálico, como de hierro y muerte. No sé de dónde apareció, pero de repente, en medio de la plaza, estaba él: un tipo alto y flaco, con una pata que era una espada afilada y curva, brillando bajo la escasa luz.

No decía una palabra, solo avanzaba, arrastrando esa pata de espada que hacía un ruido de metal desgarrando el suelo. Cada paso suyo dejaba una marca de arañazos en las piedras de la plaza. Y luego, como un demonio suelto, empezó a atacar a cualquiera que se cruzaba en su camino. Vi a mis vecinos caer, uno por uno, mientras intentaban huir de su filo mortal. Nadie tuvo tiempo de reaccionar; él era más rápido, más letal.

El alcalde, don Simón, intentó detenerlo. Salió al frente, con un viejo rifle en las manos, temblando pero decidido. Gritó algo, tal vez una advertencia o un intento de calmarlo, pero el tipo no se detuvo. Con un salto, cayó sobre el alcalde, y esa maldita pata de espada hizo su trabajo en un solo golpe. La sangre saltó como un manantial, y sentí la cara empapada con el calor de la sangre del alcalde.

Ahí fue cuando el horror me congeló. Estaba paralizado, atrapado entre la necesidad de huir y el miedo que me clavaba en el suelo. La risa del hombre con pata de espada llenaba la noche mientras continuaba su masacre, y yo no podía hacer más que mirar, el sabor de la sangre ajena en mis labios y el peso de mis piernas que no respondían.

Lo que sucedió después es borroso. Me encontré escondido, con el sonido de la espada raspando el suelo alejándose poco a poco, y al salir solo quedaba la quietud y el olor a muerte. Esa noche me robó el sueño, y la sangre que manchó mi cara sigue ardiendo como un recuerdo que nunca se va. Ahora solo queda el silencio, el eco de su risa en mi cabeza… y la promesa de que, algún día, vengaré a don Simón y a todos los que se llevó.


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